viernes, agosto 14, 2009
Reflexiones sobre la desigualdad en Chile.
Vengo llegando con algo de frío del campamento Juan Pablo II de Lo Barnechea donde junto a otros voluntarios y voluntarias de Un Techo para Chile realizamos reforzamiento escolar a niños y adolescentes del lugar. Me conmuevo una vez más ante el contraste de la precariedad material que les rodea y el empeño y cariño que muestran mis "sobrinos" en su aprendizaje, una pareja de hermanitos de origen mapuche. Pero no es sólo eso. Tal vez sea que cada vez que paso algunas horas con su familia, la barrera de la otredad poco a poco se desvanece. Voy conociendo entonces el relato familiar y las historias personales de los padres. Historias de esfuerzos, de frustraciones y anhelos insatisfechos. Y me sorprende que pese a las dificultades que ha debido enfrentar este joven matrimonio prevalece en ellos el respeto y la esperanza legítima de que los hijos puedan progresar en la vida. Que tengan aquellas oportunidades que ellos mismos no tuvieron. Oportunidades que yo mismo he disfrutado y varias veces también, malgastado en mi vida.
No es difícil en nuestra sociedad conservadora y clasista olvidar lo que somos y los privilegios que hemos gozado. Muchas veces somos incapaces de reconocer la suerte de tener padres profesionales, con la transmisión de capital cultural que ello implica, el haber estudiado en ciertos colegios particulares o públicos tradicionales -donde recibimos una educación comparativamente mejor al resto aunque lejana de los estándares internacionales- o el haber ingresado a determinada universidad a estudiar determinada carrera. Poco sabemos de aquel otro Chile de los postergados y los excluidos. De los que sufren con mayor rigor las consecuencias de las crisis económicas, de la precarización del empleo, de las privatizaciones oscuras de la dictadura o del abandono por parte del Estado de sus responsabilidades al adoptar determinado modelo económico. En fin...
Algunos tuvimos la suerte de hablar de pobreza y políticas sociales en el colegio. Por lo menos los temas públicos se debatían en el marco de la diversidad socio-cultural excepcional de un colegio público como el Instituto Nacional. Pero ya en la universidad al tratar estos temas pasaban a ser dominados por dos perspectivas disímiles aunque igualmente infructuosas en orden a derribar esta otredad al hablar de los pobres y sus problemas. Tanto el discurso político estudiantil, artificialmente polarizado de mi universidad o desnaturalizado como sucedía en la casa de estudios alternativa, eran incapaces de derribar esa barrera. Y por otra parte para evitar el tratamiento superficial anterior las discusiones "serias" sobre temas de relevancia política y/o económica de evidentes consecuencias sociales permanecían reducidos a los espacios meramente académicos.
Es lamentable que la universidad, incluso aquella fundada para dar luces a la patria, no nos prepara lo suficiente para enfrentar los desafíos de un Chile que no puede avanzar hacia el desarrollo si no termina con estas desigualdades escandalosas. No creo necesario repetir las cifras de concentración de la riqueza pero no está demás recordar que el ingreso de un hogar del primer quintil es de $177.041, lo que equivale al 5.38% del ingreso total del país. Mientras el quintil más rico, tiene como ingreso promedio por hogar $1.681.182, equivalente al 51.03% de la riqueza.
Sin embargo, los jóvenes debemos ser conscientes que no basta con caer en la emotividad ante esta realidad generada por estructuras económicas y políticas injustas sino que debemos tomar acciones concretas para modificar el curso de los acontecimientos ¿Quién sino nosotros puede hacerlo? En esta época de desconfianza hacia las organizaciones muchos han optado por la acción directa del voluntariado pero ya son varios los que se han dado cuenta que ello no basta y, que también es fundamental generar cambios desde el interior de la institucionalidad misma política y económica. Sólo entonces podrá reflejarse el cambio de paradigma hacia un modelo de sociedad verdaderamento inclusivo, basado en la solidaridad y el respeto a los derechos de todos.
lunes, mayo 04, 2009
Suite Française
"Para levantar un peso tan enorme,
Sísifo, se necesitaría tu coraje.
No me faltan ánimos para la tarea,
mas el objetivo es largo y el tiempo corto"
Irène Némirovsky
Acabo de terminar la inconclusa novela "Suite Francesa" (Editorial Salamandra, Madrid 14ª edición 2008) de la escritora Irène Némirovsky. Pocas obras me han conmovido tanto como este relato humano y al mismo tiempo descarnado de la derrota francesa de 1940 y la posterior ocupación por las tropas nazis. Tal vez sólo comparable a la impresión que me dejó "El Primer Hombre" de Camus y su particular tono tan íntimo. Némirovsky es capaz de describir con precisión y sin sentimentalismo la desmoralización de un pueblo que aun tiene presente la sangrienta victoria de la Gran Guerra y que se ve traicionada por su clase dirigente política y económica lo que le lleva a la derrota en dos semanas de conflicto bélico a un coste de 100,000 vidas. Abandonados a la deriva cada persona debe tomar sus opciones ante el poder ocupante y el colaboracionismo oficial de la Francia del Mariscal Pétain.
Némirovsky nació en Kiev en 1903 en el seno de una familia judía no practicante y burguesa que debió huir luego de la revolución de octubre primero a Suecia para luego establecerse cómodamente en París desde 1919. Sin embargo, Irène vivió una infancia solitaria y triste compensada en parte por una educación exquisita. Hablaba con fluidez además del francés, el ruso, polaco, inglés, vasco, finés, y entendía el yidish. Estudió Letras en la Sorbonne y publicó su primera novela "David Golder" sin expectativa alguna en 1929. Siendo de inmediato acogida favorablemente por la crítica.
Es precisamente este conocimiento de la burguesía francesa de la que se sintió parte en algún momento lo que le permite retratar en su última obra con gran certeza los sentimientos y reacciones de la clase social que privilegia luego de la ocupación sin dudarlo mucho -y por cierto más allá del discurso patriótico- el nuevo orden que les protege en sus privilegios inconfesables. Es el miedo el gran motor en aquellas horas de incertidumbre. En sus notas escribe Némirovsky:
"Hay un abismo entre esa casta, que es la de nuestros dirigentes actuales, y el resto de la nación. Los otros franceses, como poseen menos, temen menos. Como la cobardía no les ahoga en el alma los buenos sentimientos (patriotismo, amor a la libertad, etc.), éstos pueden nacer."
A través de las vivencias de sus personajes, todos muy elaborados, utilizando la técnica de Turgueniev, es posible apreciar con la necesaria subjetividad los eventos históricos. El complejo fresco de la sociedad moderna en un momento clave de la humanidad es retratado con una cierta distancia que permite al lector empatizar o al menos comprender el actuar de los Michaud, los Péricand, los Labarie y las Angellier. Tal vez son los primeros, gentes sencillas, cuyo hijo es herido en los primeros combates quienes sobrellevan con mayor dignidad esos tiempos aciagos. Según las notas de Némirovsky, Jean-Marie Michaud una vez recuperado de sus heridas pasaría en los capítulos siguientes a formar parte de la Resistencia entre quienes encontraría una muerte "heroica" similar a la del oficial alemán Bruno Von Falk en Rusia.
Irène Némirovsky no podrá concluir sino dos de las cinco partes proyectadas de su obra considerando como modelo la famosa sinfonía de Beethoven. El 13 de julio de 1942 fue arrestada en su residencia de Issy-l'Évêque, en la campiña francesa donde se había refugiado con su marido Michel Epstein y sus hijas porque pese a su fama en el ambiente literario no era para el régimen más que una judía apátrida. Posteriormente fue deportada a Auschwitz donde morirá asesinada el 17 de agosto del mismo año. Su esposo correrá la misma suerte en noviembre al intentar insistentemente localizar a su mujer. Las hijas del matrimonio, Denise y Élisabeth logran salvarse gracias a grandes esfuerzos de su tutora y amiga de la familia, Julie Dumot, quien debió ocultarlas bajo falsas identidades en la región de la Gironde hasta la Liberación. Al final de la guerra esperaron infructuosamente el regreso de sus padres desde los campos de concentración. El manuscrito de "Suite Francesa" en manos de Denise Epstein fue publicado en Francia el año 2004 siéndole concedido a su autora el prestigioso Premio Renaudot de ese año. La primera vez que se entrega en forma póstuma.
martes, abril 21, 2009
Examen de grado 3.0
Ayer reprobé el examen de licenciatura por tercera vez. Y, aunque no lo crean, por primera vez me sentía verdaderamente preparado. Las veces anteriores pese a haber estudiado como lo había hecho durante mis años de pregrado de poco sirvió el leer y releer durante meses la materia de aquellos 4 años de derecho civil y procesal.Tuve que modificar mi estructura mental. Utilizar otras habilidades nemotécnias. En fin, significó todo un esfuerzo para un espíritu humanista y disperso como el mío. No fue por entonces una tarea fácil para mi paciente y constante interrogador mi gran amigo Felipe. Quien me corregía y volvía a corregirme tal vez sin comprender cómo se me hacía tan difícil retener conceptos, clasificaciones, procedimientos y plazos. Si eventualmente puedo hablar con comodidad del panorama político italiano, alemán, francés o español. Fueron casi quince meses de arduo trabajo que siento no haber culminado con éxito. Pues hoy creo haber organizado mis conocimientos a tal punto que incluso me siento capaz de interrogar a mis compañeros y compañeras. A partir de esta circunstancia personal y la forma con que se desarrolló el examen en que fui reprobado junto a otros dos estudiantes -de quienes doy fe acerca de su alto grado de manejo de las materias- y la tortuosa aprobación del tercero, quisiera hacer una reflexión sobre la metodología de evaluación de nuestro examen de licenciatura y el grado de objetividad con que se miden los conocimientos en éste.
El examen ya con sus formalidades anteriores es cuestionable: pedir fecha con sólo un mes de anticipación, el sorteo ante ministro de fe, el eventual respeto del sorteo, los nombres de los profesores que pueden tomar este examen (por cierto no siempre los más destacados ni mejor evaluados)incluyendo los de cédula en que no siempre se respetan las peticiones de los alumnos, todos quienes por cierto pueden excusarse en el último minuto. Al contrario de los alumnos una vez realizado el sorteo. Además el ritual mismo del examen en una asfixiante Sala de Facultad o una sombría Aula Magna, con sus balotas, con la obligatoria presencia en la sala de todos los "postulantes". Con público entrando y saliendo constantemente de ellas durante el desarrollo del mismo. Y a todas estas circunstancias externas debemos agregar el desarrollo del examen mismo con una estructura indivisible en que la persona puede ser reprobada en cada una de las etapas del mismos (cédula, civil o procesal). En que los profesores no están sometidos a ninguna pauta de evaluación y basta que uno decida reprobarlo para que el resto decida no seguir interrogándolo como se hace por ejemplo en la PUC para adquirir una visión más integral acerca del nivel de conocimiento del egresado. Finalmente la evaluación muchas veces de forma impersonal a través de la simple pelotita y a veces previa deliberación semi-pública delante del estudiante quien impávido puede presenciar como entre tres o cuatro señores (aunque lo cierto es que en este examen no todas las opiniones no valen lo mismo) deciden acerca de sus cinco años de pregrado y otros tantos más de estudio, luego de escasos 20 o 30 minutos. Y a veces no contentos con esto lo hacen volver a sentarse para hacerle una última preguntita y así decidir su nota.
Me pregunto entonces cuánto tiempo más debemos tolerar este ejercicio muchas veces arbitrario y abusivo de poder en que el alumno pasa de ser sujeto de su formación a ser un mero objeto de examinación en un completo estado de indefensión y completamente vulnerable al (des)criterio de los evaluadores. Hasta cunado seguiremos tolerando este atentado a la dignidad y a la integridad física y psíquica de nuestros compañeros. Y me pregunto cuál es el objetivo -si existe alguno- de este sistema sino el dificultar al máximo la entrega de un grado académico que no pasa de ser una simple licenciatura. No sé si al mismo tiempo buscan que todos nos sometamos al régimen de los interrogadores particulares que lucran con él o que éste constituya una especie de filtro social que impida o dificulte al máximo la obtención del grado académico a aquellos que ya han iniciado su vida laboral o que han adquirido responsabilidades sociales o familiares. Todo esto obviamente totalmente contrario al espíritu de universidad pública, el espíritu republicano, que se supone debe imbuir en nuestra enseñanza y más aun en una facultad que dice promover el respeto de los derechos fudamentales y el estado de derecho. Por otra parte los estudiantes y egresados no podemos permanecer con los brazos cruzados esperando que las cosas cambien pues la historia nos ha enseñado que al menos en nuestro país y en nuestra universidad prevalecerá el statu quo, el peso de la noche que describiera Portales, mientras no se alteren las condiciones y los perjudicados de ayer y hoy, presentes y futuros, no se movilicen y la constante indolencia en este asunto de las autoridades académicas de nuestra facultad es una clara señal de ello.
MARCELO SALGADO NUÑEZ
Egresado de Derecho, U. de Chile
Ex Dirigente Estudiantil CED 2002-2003
Suscribirse a:
Entradas (Atom)