domingo, junio 12, 2011

Entrevista a Felipe Berríos sj en Burundi (Extractos)



"Soy un cura feliz, por mucho que a algunos les moleste"

Vive con poca electricidad y sin agua potable, le llaman "père Philippe" y ya construyó una obra impresionante en el centro de Burundi: Kibimba, una Granja-Escuela para los más pobres, inspirada en Infocap, que inaugurará en septiembre. Además, acaba de ser nombrado director nacional de Burundi del Servicio Jesuita de Refugiados. A un año de su partida, recibió a revista "Sábado" por una semana para contar su nueva vida africana, sus reflexiones sobre Chile, y responder con su estilo directo a críticas y rumores.

"Desde que los jesuitas sacamos el año 74 el decreto de estar al Servicio de la Fe y la Promoción de la Justicia que esa misma Fe implica, hemos tenido casi 48 jesuitas asesinados en Latinoamérica. O sea que es mucho más peligroso vivir en Latinoamérica y hablar de la justicia que estar acá...Allá yo era mucho más atacado por algunas personas".
-De hecho, por sus declaraciones al partir, algunos lo aplaudieron pero otros lo acusaron de arrogante y juzgador con la propia Iglesia.
-Le pido perdón a la gente que se sintió ofendida, no fue mi intención. Pero hay que desterrar eso de que la ropa sucia se lava en casa o el argumento de que para cuidar la unidad hay que tapar cosas o no decirlas por su nombre. Eso le ha traído un perjuicio tremendo a la Iglesia y hay que rescatar un derecho de todos los fieles, incluidos los sacerdotes, de opinar de aquellas materias que son definidas por la misma Iglesia como opinables. La obediencia no nos debe hacer mudos. La Iglesia tiene que mostrar esa madurez de no sólo aceptar, sino incentivar, que haya diversidad en temas discutibles.
Ahora, me gustaría aclarar: jamás dije que una persona por ser del Opus Dei no podía ser obispo. Sería una estupidez pensar así. Hay gente muy buena en el Opus Dei. Tampoco dije que por haber trabajado en el gobierno militar, no podía ser Arzobispo. Lo aclaro: no creo que haya sido un pecado trabajar en el gobierno militar y respeto y soy cercano de gente que trabajó en él. Lo que sí dije es que monseñor González había trabajado en una oficina que se dedicaba al espionaje a la Iglesia Católica, y de eso hay constancia de quejas de obispos de la época, y me parecía que ese perfil no iba a contribuir a la unidad de la Iglesia. Si lo que yo dije no es verdad, díganme, y pido perdón y me corrijo. Pero no me ataquen o descalifiquen, sino que contra argumenten los hechos que señalé. Eso no pasó.
-¿Y sobre sus críticas al Papa Juan Pablo II?
-No soy quien para criticarlo, todos conocemos las enormes cualidades del Papa Juan Pablo II. Mi punto de vista era que no había enfrentado a tiempo y con fuerza -como sí lo ha hecho este Papa- los casos de abusos sexuales, en especial de Maciel. Y siento que en su Papado se volvió a sacralizar la figura del sacerdote, que el Concilio Vaticano II había puesto al servicio del pueblo católico y no sobre él. Y, por último, siendo latinoamericano, me entristece que en su Papado se haya truncado una teología viva y pujante como era la teología latinoamericana. Que al ser una teología nueva, más todavía en un continente conflictivo y con tremendas desigualdades sociales, tuvo excesos y se ideologizó, es verdad. Debieron haberse corregido los excesos, pero aprovechar todo lo bueno que ella tenía, como fue su vitalidad, las comunidades de base, la participación de los laicos, la cercanía a los pobres como prioridad, obispos pastores, todas cosas que hoy día añoramos. Pero es una opinión, que otros pueden compartir o no, no una crítica a su figura (...)

-¿Cómo ha visto el papel de monseñor Ezatti al enfrentar los casos de abusos sexuales de sacerdotes?

-Me deja muy contento que lo hayan nombrado, pues se ve un arzobispo de Santiago que hasta el momento no ha eludido los temas. Lo está haciendo muy bien y creo que su actitud de verdad, transparencia y solidaridad con las víctimas, rescata la fuerza histórica de la Iglesia chilena, que por más que esté viviendo un momento difícil, sobrevivirá, porque es la Iglesia del padre Hurtado, del cardenal Silva Henríquez, del padre Gumucio, de monseñor Ignacio Ortúzar, del padre Renato Poblete, el padre Guarda, monseñor Baeza, el padre Aldunate y de tantos otros sacerdotes y laicos chilenos ejemplares como ellos, que hacen carne el mensaje de Jesús (...)Es importante que aquí se revise un modelo pastoral con poca participación y secretismo que ha permitido y promovido a personajes como él. Debemos volver a mirar el Concilio Vaticano II y su modelo: abrirse más a la gente y no sacralizar la figura del cura como autoridad máxima. Los curas debemos mostrar con nuestras acciones que nos jugamos a concho por el Dios de Jesucristo, si no, ¡no estamos creyendo en él! Así de simple. Creo que a veces los curas hemos idolatrado la doctrina, la institución, y no al Dios de Jesucristo, que sacrifica hasta a su Hijo para salvarnos a todos y no sólo a algunos...Tenemos que mostrar coherencia con su figura: él se vistió como la gente común, hablo un lenguaje sencillo, se puso en el lado de los excluidos; ese es el modelo de sacerdote que nos propone y que yo intento -con todas mis limitaciones- seguir. Si nos acercamos a eso tendremos las iglesias repletas. Pero cuando nos transformamos en inspectores de colegio, como con una supremacía moral, vigilando la sociedad, o planteando que si cumples normas te salvas, ahí la gente nos va a seguir por miedo o se va a ir (...)
Tú me preguntabas por qué estoy aquí. Bueno: aquí estamos entre los más excluidos del mundo. Y ha sido un sistema el que ha producido esto, uno que va dejando atrás a personas y países como éste, y que se queda con los mejores entre comillas. Creo que la insatisfacción que se ve en Chile y en el mundo desarrollado, esa sensación de vacío, es porque estamos viviendo los estertores de un sistema de mercado individualista y machista, que ve el éxito y la eficiencia excluyendo a los débiles, los lentos, los gordos, los feos, los viejos, los pobres, los enfermos, a las minorías... Eso ha hecho que no seamos felices y que estemos llenos de miedos, porque va a llegar el día en que yo voy a ser del grupo de los excluidos, por enfermo, viejo, lo que fuera. ¡Cómo sufren los papás con los hijos que maduran más lento! Porque quedan fuera del sistema.
"Mira la pobreza de esta gente, no tienen nada y ¡están felices porque tienen una cabra! O comieron esta carne, que no comen jamás. Acá no andan ansiosos, ni estresados, ni apurados ni mal genio, la familia es todo y la vida, un regalo. Aquí uno se cuestiona mucho. No estoy en contra del desarrollo, pero no es sólo sinónimo de carreteras y celulares. ¿Producimos en Chile para tener plata y cosas sin límite o para ser más felices, cuidar y estar más en familia, tener un país menos desigual? La confusión de fines con medios nos ha desordenado la vida y nos llena de infelicidad. Yo invitaría a la gente en Chile a gozar lo que tiene, sin ansiedad por tener más: cuando uno aprende a disfrutar, está dispuesto a compartir sus privilegios en vez de seguir acaparando. Y así es más feliz".

-¿Qué actitudes de la sociedad chilena nos alejan de esto?

-El nivel de segregación social, clasismo, exclusión y de miedo o desprecio al otro que hay en Chile no se ve ni en África. Mira, aquí uno vive como en la Edad Media, mientras Occidente vive el siglo 21. Esta misma sensación tengo cuando pienso en Chile: hay algunos que viven en el primer mundo, pero una gran cantidad todavía está en el tercero. Y me angustia que eso para algunos sea un problema ajeno y que en vez de luchar por un país más justo, vivan preocupados de ganar más y más plata, comprarse el auto último modelo, helicópteros, ir a veranear a los lugares de moda, hacerse la cirugía plástica para verse como lolas para siempre... Les da miedo subirse al metro y no saben dónde queda la Plaza Italia. Eso no puede ser. No se dan cuenta que pueden estar encendiendo un fósforo en un polvorín. Y, en el fondo, los más insatisfechos son ellos. Pienso que la Iglesia, aún herida como está, tiene mucho que decir con su Buena Noticia, que le da sentido a la vida. Tenemos que ser los primeros en mostrar la austeridad como un reflejo de quien tiene su vida plena y no necesita llenarse de cosas para compensar sus inseguridades sociales o sicológicas. Volvamos en Chile a la vida sencilla de antes, y dejemos de actuar como nuevos ricos."

2 comentarios:

margarita gonzalez marin dijo...

Gracias Señor por tener curas como Felipe Berríos

Marisol dijo...

Felipe...fue mi asesor religioso en mi juventud y mi jefe en Infocap por los 15 años que trabaje alli, aprendi a ser critica con mi religion y mi Iglesia y no segarme ante las injusticias....Hace 10 años vivo e EE.UU. y siempre recuerdo sus enseñanzas,su caracter y su perfeccionismo para todo....Uff!!!tantos recuerdos...y sabia por el que volveria al lugar donde hizo su noviciado y empezo a formarse como cura....Bien Felipe que Dios te acompañe y te de fuerza...porque ya no somos tan jovenes como cuando empezamos Infocap