lunes, octubre 29, 2007

El maletín literario

Lamentablemente no he tenido el tiempo de escribir pues además de dedicar estos días a la lectura de preferencia en francés y al deporte, he sido un tanto secuestrado por Facebook.com. Se trata de un sitio de redes sociales, ya bastante popular y amigable que he descubierto gracias a amigos AFSers. Sin embargo, igualmente he estado leyendo bastante -novelas, comics, revistas y periódicos- en comparación con mis últimos meses dedicados al estudio de manuales jurídicos y fotocopias varias para mis fallidos exámenes.
Después de la oscura novela de Elfriede Jellinek, La Pianista ambientada en Viena, me trasladé ahora sí en francés al sudoeste de China gracias a La Montaña del Alma escrita por el Premio Nobel año 2000 Gao Xinjiang quien se exilió en París hacia 1987, rompiendo definitivamente con el régimen chino luego de la masacre de Tiananmen. Galardonado por "for an œuvre of universal validity, bitter insights and linguistic ingenuity, which has opened new paths for the Chinese novel and drama". La verdad es que el libro trataba de un muy interesante recorrido personal e histórico intentando recuperar la China pre-revolución cultural en el sur-sudoeste del país- pero llegué sólo hasta la mitad antes de devolverlo a la Mediathèque pues avanzaba muy lento. Actualmente estoy leyendo dos libros: una antología en français de novelas de Naguib Mahfouz, Premio Nobel egipcio y uno de mis escritores favoritos, titulada L'Amour au Pied des Pyramides y además estoy en la mitad de una apasionante novela traducida al español del inglés Ian McEwan, titulada Saturday Sábado..muy entretenida especialmente para algún neurocirujano, jajaja. El retrato psicosocial de sus personajes es apasionante. En fin, parece una gran novela.
Eso por el momento el viernes parto en viaje sorpresa a Rio Grande do Sul gracias a AFS a un "Training for Trainers" para volver de monitor de voluntarios empowered...de ahí les cuento sobre mi encuentro con Brasil.



Chile
Let them eat Kafka
Oct 25th 2007 | SANTIAGO
From The Economist print edition

The president enlists the literary critics

ASK Chileans what they are reading and the answer
will probably be Isabel Allende's “La Suma de los
Días”, a memoir by their country's best-known
living writer. If, that is, they read anything at
all: in a recent survey, 45% said they never read
books and 34% did so only occasionally.

Michelle Bachelet, Chile's president, wants to
change that. To do so, she has come up with a
scheme to give 400,000 of the poorest families a
maletín literario or box of up to nine books
each. After much pencil-chewing, a jury of
literati this month selected a list of 49 works,
from which officials will then choose those books
they think appropriate for each family (each will
get an encyclopaedia and/or a dictionary).

The list comprises fiction and poetry for both
adults and children. It ranges from Chile's Ms
Allende and Pablo Neruda to J.D. Salinger's “The
Catcher in the Rye” and Franz Kafka's
“Metamorphosis”. This is unexceptionable fare.
But is the book box the best way to achieve Ms Bachelet's laudable aim?

It could help. While some older Chileans lack
functional literacy or were alienated by a rigid
school syllabus, younger ones may be deterred
from buying books by their price. This averages
$14, higher than the Latin American average and
the equivalent of two weeks of bus fares to and
from work in Santiago. If books were cheaper,
more Chileans would read them: pirated copies
sell on pavements, while a lending library that
operates on the Santiago metro has been a big
success. With massive orders, the government
could force big discounts from publishers.

But critics see the book box as a populist
gesture. “It's like dropping bank notes out of
the sky,” complains Verónica Abud of La Fuente, a
charity that promotes reading. “Who says that a
plumber in a poor district of Santiago will
actually want to read Kafka?” For less than the
estimated $11m cost of the book box, La Fuente
has set up 60 libraries in schools and
neighbourhoods. Since only 7% of Chileans belong
to a library, there is scope for plenty more.

miércoles, octubre 17, 2007

“En el plebiscito del 88 ganó el Sí” (Entrevista a Patricio Bañados)

Entrevista a Patricio Bañados: “En el plebiscito del 88 ganó el Sí”

escrito por Felipe Portales y Jennifer Abate
sábado, 13 de octubre de 2007

Santiago.- Patricio Bañados, conductor de la Franja del NO en el plebiscito del 88, increpa a la Concertación y llega decir, incluso, que “aunque parezca increíble, luego de la llegada al gobierno de la Concertación (y digo gobierno, porque al poder no llegó) sus dirigentes me empezaron a ver como una molestia porque yo era un desagradable recuerdo de que alguna vez los compadres con los que ahora salían abrazados en las páginas sociales de El Mercurio eran sus enemigos, se suponía. Ahora no; eran todos amigos. Pinochet, de dictador sangriento, había pasado a ser una especie de abuelito de Heidi, de viejito de Pascua. Un abuelo bondadoso que, en palabras del propio Aylwin, ayudó mucho a la democracia”.


- Muchos analistas sostienen que el triunfo del No en el plebiscito, si bien significó la derrota de Pinochet, no lo fue para su obra económica, social y cultural que se mantendría hasta el día de hoy. ¿No será esa la explicación de lo que usted tantas veces ha señalado: que el haber sido el símbolo televisivo de tal campaña le produjo, paradójicamente, un grave daño en su posterior carrera profesional?

Me gustaría puntualizar que en el plebiscito del 88 ganó el Sí. Hubo más gente que votó que No, pero ganó el Sí. No sospechábamos que había un acuerdo, aparentemente previo, del cual no teníamos conocimiento y que ni siquiera podemos certificar ahora. Un acuerdo para que nada cambiara, o sea, el “gatopardo”: que las cosas cambien para que todo pueda seguir igual.

El hecho de haber sido la cara visible de la Franja del No me significó en el momento amenazas de muerte para mí y mis hijas de 14 y 16 años. “Sabemos la hora que sales del colegio”, eran el tipo de llamadas telefónicas que recibieron. Para qué decir las que recibí yo. Pero lo que puede parecer increíble es que, por lo menos, durante 10 años fui agredido innumerables veces; aunque siempre “a la chilena”, de manera cobarde. Agresiones solapadas a mí o a mis propiedades.

(Para la Concertación) yo era una molestia. Se usó mi antecedente de haber intervenido en la franja del No, y posteriormente en la Franja de Aylwin, para tener el argumento de que yo estaba minusvalorado publicitariamente y, por lo tanto, podían pagarme mucho menos que al resto en Televisión Nacional. Así lo pensó Carcuro que me dijo: “Tú debes estar ganando cinco millones de pesos”. Yo le dije: “No alcanzo a llegar al millón y medio”. Literalmente, se le abrió la boca y me dijo “pero te están estafando”. O sea que la Concertación utilizó el hecho de que yo hubiera colaborado a que ella llegara donde llegó, como un elemento para pagarme menos y para mantenerme siempre en un discreto segundo plano en Televisión Nacional.

-Es sabido que en TVN, luego del ‘90, persiste una fuerte autocensura. ¿Cuáles fueron sus experiencias fundamentales en este ámbito?

Llegué a Televisión Nacional en agosto de 1990, porque me llamó Eduardo Tironi, que había sido designado gerente de Programación y me dijo que me hiciera cargo del área cultural. Pero rápidamente me di cuenta de que me mandaban cachos, porque cualquier idea que yo proponía era rechazada. Propuse, por ejemplo, que se me entregara toda la tarde del sábado para hacer una serie de programas de contenido. Me dijeron que no.

Descubrí que no había ningún interés en el desarrollo de una televisión que le diera importancia a lo cultural. Además, al ver lo que estaba sucediendo en el país, percibí que no había el menor interés en cambiar la televisión en general. La idea era que la televisión siguiera siendo lo mismo, es decir, un elemento de distracción, más o menos frívolo, sin ninguna orientación.

A Pinochet no se lo tocaba; a los detenidos-desaparecidos tampoco. Eran temas tabú, no existían. Si a Pinochet no lo pescan los ingleses, yo creo que se muere con toda clase de honores en este país; y la tortura y las maldades no existen. Esa fue la parte mía. Yo no estaba en prensa, que es donde la cosa es más dura, porque ahí sí que tú llegas todos los días con la noticia y yo me imagino que les dirían que no, pero yo no me metía más en eso.

-¿Y los programas eran sometidos a una suerte de revisión previa, sistemáticamente?

El Mirador, por ejemplo, representó un intento de revertir la situación de autocensura y, ciertamente, abrió algunos espacios. Me acuerdo que en el programa presentamos, por primera vez, una pareja de homosexuales en Canadá. Así se mostraron varios temas. Pero sí eran sometidos a una revisión previa. Me acuerdo de un teólogo español que me dijo en una entrevista que en la Iglesia Católica, en primer lugar, el matrimonio no siempre fue un sacramento, que se convirtió en ello, para darle más categoría e institucionalidad; y que el aborto no siempre estuvo penado por la Iglesia Católica. Este tipo de cosas no iban.

-¿Cuál es la importancia que le asigna, en la construcción de sociedades democráticas, a los programas que agrupa bajo la etiqueta “cultural”?

Empezaría por decir que aquí se ha metido bajo este concepto a los programas de contenido. Lo que interesa en la televisión es tener por lo menos una parte de su programación con algún contenido significativo para la sociedad a la cual está transmitiendo, que no tiene que ser necesariamente cultural en el sentido que habitualmente se entiende, es decir, como arte o conocimiento de la historia.

Cuando yo llegué a Holanda, en 1963, en Chile ya había tres canales; en Holanda, uno. Este era ya uno de los países más ricos del mundo. Y transmitía, más o menos, desde las seis hasta las diez de la noche. Pues bien, allí en Holanda, a las 9 de la noche había clases de inglés por televisión, porque entendían que son un país pequeño, bastante aislado por un idioma hermético. Entonces, consideraban imprescindible que su población aprendiera inglés. Si tú dices eso aquí, te dicen “bueno, pero es que esos son los holandeses, los nórdicos”. O sea, me están diciendo que somos inferiores en inteligencia respecto de los europeos. En definitiva, que nosotros somos una tropa de imbéciles. Ese es el desprecio que tienen nuestras clases dirigentes hacia el pueblo chileno.

Yo encuentro que el desperdicio que se ha hecho aquí de la televisión pública es de tal magnitud, ¡qué la única palabra que se me ocurre para calificarlo es de criminal! ¡Tener un Instrumento como ése y usarlo para lo que lo usamos, es criminal! Luego te salen con que en el cable hay programas buenos. Efectivamente, en el cable hay programas muy buenos, pero éste lo tiene sólo la gente que tiene dinero. Entonces, otra vez estamos agrandando la brecha. Y la muchachita allá de provincia, lo único que ve es que hay que estar zangoloteándose a las seis de la tarde.

-¿Esto podría explicar por qué el autofinanciamiento es la regla de oro de TVN?

Claro, no deja de ser divertido que Televisión Nacional sea un ejemplo de televisión pública porque se autofinancia y para autofinanciarse no tenga nada de televisión pública. Es un chiste. Pero, además, es una mentira. Canal 13 acaba de hacer unos documentales sobre O’Higgins, Carrera y Rodríguez. El mismo Mirador llegó a tener 35 puntos. Entonces, hay mucho de mito en torno a esto. El programa de los hermanos Gedda, Al Sur del Mundo y La Tierra en que Vivimos han tenido también muy buena sintonía. Entonces, lo que pasa es que constantemente se está comparando un programa en el que se meten 200 millones de pesos, con uno en el que se gastan cinco. Así, por cierto, no hay comparación.

-¿Por qué cree usted que no se fomenta una televisión con visión de país? ¿Tal vez por una percepción diferente de lo que debería ser la televisión pública?

Me parece que se debe a que hay una gran cantidad de gente, tal vez una generación formada o que venía de antes, que no tiene conceptos éticos respecto del bien común. Desgraciadamente, hay mucha gente que está educada en otra cosa: en donde lo que hay que hacer es triunfar a toda costa, comerse al del lado, pisarlo. No tienen otro norte, no son patriotas en el verdadero sentido. Claro que si les preguntas por la bandera chilena van a decir que es la más bonita, que la canción nacional y todas esas tonterías, pero no tienen un sentido profundo de la patria como comunidad de destino.

El otro motivo es que hacer programas con contenido y bien pensados es mucho más difícil que realizar programas faranduleros. No porque se requiera más dinero sino porque necesitan mucha más inteligencia y creatividad. Porque insisto, no es televisión tener a un profesor de historia hablando una hora acerca de Diego Portales. Claro, es mucho más fácil llevar a un programa a un buen cómico, como Coco Legrand, que es fantástico, y a un par de mujeres estupendas y tener éxito. Mucho más difícil es lo otro. Entonces, se van por el camino fácil.

-Lo otro que llama la atención es la ausencia de debate sobre temas de interés público en televisión. Incluso hay programas que tuvieron éxito en su momento, como La manzana de la discordia, de Manuela Gumucio y que parece que asustaban porque eran “conflictivos”. También es impresionante que la generalidad de las teleseries son abstractas y atemporales, sin contexto histórico o político, sin conflictos sociales o institucionales.

Está todo ahí en una burbuja. No existen los problemas contemporáneos. Tampoco existe debate ni sobre materias políticas, que sería perfectamente legítimo, ni sobre tantas otras cuestiones de la sociedad que merecen una discusión.

-Por ejemplo, sobre el Transantiago no ha habido ni un solo foro…

Cuando se iban a cambiar las monedas nacionales por el euro en Europa, durante un año, hicieron un microprograma a las 9 de la noche explicándole a la gente el cambio que venía. Y fíjense que era nada más que el cambio del florín al euro. Aquí, antes del Transantiago, no se hizo un programa que dijera: “Momento, a partir de tal fecha…”.

-¿Qué le parece que una de las justificaciones para que TVN se autodenomine canal público es que cuotee su directorio y le dé la misma cantidad de tiempo en los noticiarios y en las campañas a la Concertación y la Alianza?

Esas son tonterías. La constitución del Consejo Directivo de Televisión Nacional es un disparate. Tres de un lado, tres del otro. ¿Dónde están los representantes del ámbito intelectual del país; de los científicos; del mismo sector empresarial; del sector laboral, que no lo quieren representar en ninguna parte; y de los mismos trabajadores de la televisión? Y cuando hubo gente que se interesó, como Faride Zerán y Nissim Sharim, surgieron grandes reclamos y los echaron antes de tiempo, porque estaban cumpliendo con su tarea. Y luego se preocupan de cuántos minutos le dan a un candidato y cuántos al otro. Si eso no importa nada.

-Además de lo que ha señalado, respecto de las inmensas posibilidades de capacitación que puede brindar una televisión pública, ¿qué otros temas ausentes promovería?

Por ejemplo, cuando estuve en TVN presenté una vez un proyecto de un programa para mayores de cincuenta años. Desde luego, me contestaron que agradecían mucho mi interés, pero que me fuera a la cresta, en otras palabras. Resulta que en Estados Unidos están creando un canal para mayores de cincuenta años, que son un grupo etario que crece cada vez más en proporción a la población, en todo el mundo. En relación con programas artísticos, recuerdo uno que hacía Nemesio Antúnez: Ojo con el Arte. En él se recibían dibujos de los niños de todo el país y Antúnez, que además de inteligente era muy simpático, los presentaba en forma atractiva. Imagínense al chicoco botado en Paillaco a quien, de repente, le muestran su dibujo en colores y que además le dicen: “está muy bien, usted ocupó muy bien el espacio, el color…”. Ese muchacho se va a interesar en pintar.

Por último, ustedes saben que en la educación a lo que uno puede aspirar es a tocar una mente de vez en cuando. De este modo, se podrían hacer concursos sobre música, literatura, personajes históricos y sobre tantos otros temas relevantes, que proporcionarían distracción, educación y cultura a la vez. Pero para esto hay que ser creativo, cualidad generalmente desterrada en la televisión chilena actual.

-¿Le parece que tal vez uno de los pecados de aquellos interesados en una televisión de contenido ha sido no saber integrarse a un esquema de televisión masivo y no apelar a cuestiones que le puedan resultar entretenidas a la gente?

La verdad es que el espacio que se les ha concedido es tan mínimo, por no decir inexistente, que no se les podría hacer ese cargo; porque jamás han tenido una acogida verdadera. Nunca se ha invitado a la Academia Chilena de la Lengua o a cualquier otro organismo para preguntarle qué es lo que le parecería… Jamás. No los toman en cuenta, los ignoran.

Lo que sí es cierto es que cuando tú haces un programa más serio, de más contenido, supongamos la vida de 0’Higgins, el intelectual que te “pilla” en algún errorcito se siente muy contento de poder destacarse criticando ese programa. He tenido muchas veces esa experiencia al hacer programas culturales, recibiendo un “castigo” en lugar de un aporte positivo destinado a mejorarlo.

-¿Qué otro elemento considera esencial en una televisión pública?

Yo veo como fundamental una conexión constante, de ida y vuelta, de la televisión pública con muchos estamentos de la sociedad. Que se sintieran acogidos por la televisión, que supieran que esa es su televisión.

También la televisión pública debería ser una formadora de profesionales: traer de todos los extremos del país muchachos que estén estudiando Periodismo o Realización para que hagan un perfeccionamiento. Eso, en presupuestos de la televisión, no es nada: que estén un mes en Santiago, que estén en contacto con la gente, que conozcan a las grandes figuras de la televisión, a los directores, que vean cómo se trabaja.

Los partidos políticos. ¿Por qué los partidos políticos no pueden tener, por orden, unos diez minutos una vez a la semana, para explicar su postura?

-¿Cree que una televisión pública se complementaría mucho mejor con otros emisores; organizaciones o actores sociales, más que con grandes grupos económicos?

Justamente. Una televisión pública debería recoger exactamente eso, porque los grupos económicos están representados, de partida, en la propiedad de los medios y luego, a través del auspicio, decidiendo lo que se da y lo que no se da. En cambio, ¿qué expresión tiene en la televisión el movimiento obrero chileno? O los pobladores, como les llaman ahora. Qué medio de expresión tienen, fuera de que les ponen de repente el micrófono y ahí de se hacen oír un poco. No existen para la televisión chilena los dirigentes sociales, sindicales e indígenas. Tampoco se representa a la gente de provincia: ¿qué es ser del norte? ¿Cuáles son sus problemas específicos?; ¿cuál es la realidad actual de los campesinos o de los mineros chilenos?; ¿cómo viven nuestros compatriotas del extremo sur?, etc.

-¿Alguna otra reflexión…?

Lamento que mi experiencia, así como la de muchos otros, no sea considerada para nada en la televisión pública actual. Aylwin dijo, a los dos años, “la transición ha terminado”. ¡Ha terminado! Con los asesinos caminando por la calle, mientras los periodistas que habíamos luchado teníamos que escondernos; con Pinochet como comandante en jefe del Ejército; con la misma Constitución; con tribunales militares juzgando a civiles. Es que en realidad lo único que ellos querían era estar “ahí”, cosa que a mí personalmente me importaba un pito. Yo he trabajado en muy buenos puestos en el extranjero, lo que me ha dejado un buen pasar. Así que no hablo desde la herida. Lo único que quería era que cambiara este modelo económico, que lo proclaman como un éxito. ¿Cómo puede proclamarse como exitoso un modelo que crea una de las diferencias más grandes en el mundo entre los que tienen y los que no tienen?


Entrevista publicada originalmente en el Instituto de la Comunicación y la Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile. Cedida a Clarín por sus autores.

viernes, octubre 05, 2007

Ceremonia Aniversario del No

Tuve el honor de participar (por gentileza del presidente de la JS que me facilitó una invitación) en este emotivo acto en el ex Congreso Nacional con sendos discursos de José Antonio Gómez (Pdte. del PRSD) como vocero de la Concertación Democrática y un sentido discurso de nuestra Presidenta Bachelet. Fue hermoso recordar junto a varios de sus protagonistas, aquellos épicos momentos de los cuales fui testigo siendo sólo un niño. Espero sin embargo que al cumplirse los 20 años de este día histórico se haga en un acto multitudinario con artistas y ojalá con mayor presencia de jóvenes (eramos un puñado).







Bachelet fustiga a la derecha en aniversario del triunfo del No
(La Nacion.cl)

"Somos lo que quisiera ser la derecha y nunca ha podido ser, somos los que votamos No y luchamos contra la dictadura", manifestó la Presidenta en el discurso central del aniversario de la victoria de la ciudadanía sobre la dictadura de Pinochet.


La Presidenta Michelle Bachelet criticó hoy a la derecha al intervenir en el acto para celebrar el 19º aniversario del triunfo del No, en el plebiscito de 1988, que significó la derrota en las urnas de la dictadura militar de Augusto Pinochet.

"Somos lo que quisiera ser la derecha y nunca ha podido ser, somos los que votamos No y luchamos contra la dictadura", manifestó Bachelet durante su discurso en el antiguo edificio del Congreso Nacional en Santiago.

La Mandataria estuvo acompañada de sus antecesores en La Moneda, los DC Eduardo Frei y Patricio Aylwin, mientras Ricardo Lagos se ausentó debido a que se encuentra cumpliendo obligaciones académicas en Estados Unidos.

Bachelet manifestó su confianza en la coalición que le apoya. “Creo en la Concertación, en lo que somos y en lo que representamos para Chile hoy y en su futuro", dijo, para reafirmar acto seguido que la coalición aún tiene tareas a futuro.

“Algunos dicen que nos hemos agotado, que tal vez debiéramos dejar el poder. Eso es lo que le hemos escuchado siempre a la derecha y no por mucho que lo repita, es que tenga la razón. Hemos ido cumpliendo tareas, pero cumplir no es agotarse”, subrayó.

En este sentido, señaló también que su gobierno "cumplirá lo prometido" y añadió que la Concertación sabrá "honrar la palabra" que ha "empeñado ante el país".

Al recordar la victoria en el plebiscito, la Mandataria dijo que "hace 19 años abrimos una ventana a la democracia y con ello una esperanza para millones de chilenos y chilenas”, y dijo que fruto de ese avance “hoy tenemos la democracia que juntos hemos sabido construir, se abrieron las alamedas, la gente camina con libertad y expresa sus demandas".

Crítica a derrotistas

En tanto, el presidente del Partido Radical Social Demócrata (PRSD) y vocero de la Concertación, senador José Antonio Gómez, instó a alejarse del conglomerado oficialista a todos quienes han restado su apoyo a la conducción de la Presidenta Michelle Bachelet

"El que está cansado, el pesimista, el derrotista, que dé un paso al lado. A ratos se ven sorprendidos cuando de nuestras filas se solazan criticando la Concertación y exacerbando nuestras diferencias", manifestó.

En un tono duro, planteó en su intervención que “aquí no hay tiempo ni ánimo para el derrotismo. No hay duda de que los chilenos y chilenas confían en la Concertación más allá de encuestas más o menos".

Añadió que “cuando el cansancio nos abruma y la necesidad de la crítica destructiva aflora, es bueno mirar hacia atrás" y recordar a los muertos y desaparecidos que dieron la vida "por este sueño que es la libertad".

Tras el acto, el presidente del PPD, Sergio Bitar, manifestó que "la unidad de la Concertación es clave” tanto hoy como hace 19 años cuando se pudo derrotar a la dictadura con un lápiz y un voto.

Dijo que la victoria “debe dejarnos contentos, pero hoy tenemos un desafío mucho más grande. El momento actual no es sólo para aplaudir lo hecho, el momento actual es para enfrentar mejor los desafíos que tenemos por delante como país y espero que la fuerza que nos movió a luchar por la democracia nos mueva ahora para hacer un país mucho más justo.


Bachelet arremete duramente contra la derecha en aniversario del triunfo del No (Emol.com)

Viernes 5 de Octubre de 2007
12:39
Daniela Aránguiz, El Mercurio Online
SANTIAGO.- Con un discurso cruzado por la resolución judicial que afectó a la familia del fallecido general (r) Augusto Pinochet y duras críticas a la oposición, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, celebró el aniversario número 19 del triunfo del No .

Flanqueada por los timoneles Camilo Escalona (PS), José Antonio Gómez (PRSD), Soledad Alvear (DC), Sergio Bitar (PPD) y los ex presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei, y lejos de las conciliadoras palabras con que lanzó hace unos días la convocatoria a un "gran pacto social", la Mandataria subrayó que los partidos de la Concertación "somos lo que quisiera ser la derecha y nunca ha podido ser, nosotros votamos que No y luchamos contra la dictadura".

"Podemos mirar a nuestro hijos y decirles las cosas a la cara, orgullosos, alegres, emocionados, contentos (...) Otros no pueden decir lo mismo, y deben explicar por qué apoyaron lo que apoyaron. Nosotros no cambiamos de traje, de discurso ni de proyecto", sentenció en el acto realizado en el edificio del ex Congreso Nacional, donde -siguiendo la tónica de años anteriores- se proyectaron imágenes de la franja televisiva del No y de lo que han sido los cuatro gobiernos oficialistas.

Añadió que la mayor riqueza de la Concertación es la diversidad y la capacidad de procesar las diferencias "para construir acuerdos". "Nosotros construimos sobre bases sólidas y hacemos avanzar al país sin traumas y sin desgarros", aseveró.

A continuación, puso en duda la solidez del pacto opositor. "¿Alguien cree que tras perder las elecciones presidenciales la derecha está cada vez mejor, les parece que está cada vez más contenta, que tiene más propuestas que antes, mejor comportamiento que antes?", cuestionó.

En una fuerte defensa de su administración y de los cuatro gobernantes que la antecedieron, la Presidenta aseguró que, a pesar de las dificultades, las tareas se han ido cumpliendo y "cumplir no es agotarse". "Yo represento la herencia y el presente de todos los gobiernos de la Concertación", indicó.

"Hace 19 años abrimos una ventana a la democracia y con ello las esperanzas de millones de chilenos y chilenas", dijo, recordando que lo hicieron a pesar de que "se respiraba temor, no había ninguna libertad de expresión, ningún derecho humano estaba garantizado, todos los derechos políticos estaban conculcados, el país estaba profundamente dividido y la desigualdad social y económica era extrema".

Había temor e incertidumbre por "el dictador" y la "hoy democrática derecha", insistió, añadiendo que hace 19 años el ex Comandante en Jefe del Ejército y su entorno civil "habían planificado todo" para seguir en el poder, "pero no contaron con nuestras ganas de libertad ni con nuestra resolución inclaudicable por recuperar la dignidad de Chile".

Según dijo, desde el retorno a la democracia, la gente camina con libertad y expresa sus demandas, en Chile impera una total y absoluta libertad de prensa y, en una indirecta alusión al fallo con que ayer el magistrado Carlos Cerda dejó procesados y ordenó la detención de la viuda, los cinco hijos y el círculo más cercano del fallecido general (r) Pinochet, defendió la independencia del Poder Judicial, "cuyos fallos no dependen de ninguna influencia del Gobierno".

Polémica por artículo del FT sobre Bachelet

3 de Octubre del 2007


Bachelet en el Financial Times


por Jorge Arrate

La revista Punto Final analizó hace algunas semanas el “asesinato de imagen” de la Presidenta Bachelet. Pero han sido demasiado pocas las voces que han denunciado
claramente la intencionalidad de noticias y comentarios que apuntan, desde el inicio de su gobierno y ya antes, durante la campaña, a disminuir a Bachelet.

Machismo, dicen algunas, y también algunos, y no cabe duda que tienen razón. Chile es un país de contradicciones llamativas. Una es que la cultura nacional está aún impregnada de un grado alto de machismo y que, a pesar de ello, los chilenos elegimos una mujer como Presidenta. Se trata de un hecho histórico, de gran trascendencia en el largo plazo. Sin embargo, no significa la superación de una forma de pensar que no reconoce plenamente la igualdad social y cultural de la mujer.

Pero no es sólo eso. Tras la campaña contra Bachelet están los grandes intereses económicos que se benefician del modelo vigente e impiden que los frutos del crecimiento se distribuyan con justicia. En estos días se han levantado contra una eventual reforma que reconozca a los trabajadores los derechos laborales básicos. Hace unos meses lo hicieron ante la eventualidad que la educación dejara de ser un espacio abierto al lucro.

Si alguna duda había sobre la existencia del diseño contra Bachelet, la lectura del Financial Times del domingo pasado y su “traducción” chilena es la mejor prueba.

Estoy en Estados Unidos y sigo la prensa de acá y de allá diariamente. La semana pasada tuve la percepción que las intervenciones de Bachelet durante su viaje a Nueva York no recibían en la prensa de Chile un tratamiento afinado. Su intervención en Columbia tenía contenidos de interés que se omitían, su discurso en el lanzamiento de la Fundación Gabriela Mistral, breve pero importante, también. El texto que leyó en la comida organizada por el Foreign Policy Association y el National Endowment for Democracy, si bien relevó -a mi juicio con énfasis exagerados- los éxitos de la transición chilena, reconoció también sus falencias. Y, cuando debió responder espinudas preguntas, Bachelet no cayó en la trampa de distanciarse dócilmente de Chávez y reconoció el derecho de los trabajadores a movilizarse en defensa de sus legítimos intereses.

El Financial Times digital permite leer dos textos sobre Bachelet, uno que ha sido mal utilizado en su contra, según acaba de señalar la propia corresponsal del diario inglés a Radio Cooperativa. El otro texto, ignorado en Chile, publicado el mismo día, es escrito por la editora del Financial Times en Estados Unidos, Christya Freeland. Es una columna llamada “Jugando según las reglas de los muchachos” (“Playing by the boys rules”). Se refiere a la intervención de Bachelet en Columbia University, donde la Presidenta dice: "Si un hombre toma una decisión, él es un hombre de carácter que ha adoptado una resolución. Y si no toma una decision, él es un hombre sabio... Si una mujer no la toma, ella es incapaz de adoptar una decisión. No es sabia. Y si la toma, alguien la convenció de tomarla”. Freeland contrasta esta postura con la de la era “post feminista” en Estados Unidos, donde las banderas que levantaron las madres de las mujeres adultas de hoy han sido dejadas de lado para poner más énfasis en el “derecho a optar” como elemento central. Su conclusión es que Bachelet, con su discurso más clásico, pareciera tener razón. Freeland cita conversaciones con mujeres ejecutivas de Wall Street que, desde el anonimato, admiten que son objeto de discriminació n. Como en Chile, según el otro texto, el de Jude Webber, quien señala que las mujeres universitarias chilenas ganan sólo el 61% de lo que gana un hombre que realiza el mismo trabajo.

La pobrísima y sesgada síntesis del artículo de Webber y la ignorancia del de Freeland, conforman una paradoja: el principal diario de negocios del mundo releva en estas dos publicaciones cómo la dimensión de género impacta a Bachelet y en Chile esos contenidos se usan para castigarla… machistamente.

Machismo, intereses económicos que se sienten amenazados. Sin duda, una campaña. Pero no sólo. El incidente muestra una vez más las falencias del sistema de medios de comunicación que existe en Chile.

En este ámbito hemos sido negligentes, a lo mejor cómplices, en los gobiernos de Concertación. Cuando se realizó algún intento por buscar correcciones, como por ejemplo establecer criterios de distribución justa de la publicidad estatal que permitieran fortalecer el pluralismo regional y político de los medios, la iniciativa se entrampó por razones que desconozco.

El gobierno de Bachelet no ha abordado la materia, no obstante que fue planteada en su campaña. Uno de sus errores es persistir en esta área en la política de no hacer nada que, entre otras cosas, heredó de sus antecesores.

__________

(*) Jorge Arrate fue Presidente del Partido Socialista de Chile.
__._,_.___


http://www.ft.com/cms/s/0/acfdb4ce-6e62-11dc-b818-0000779fd2ac.html

First among unequals
By Jude Webber

Published: September 29 2007 03:00 | Last updated: September 29 2007
03:00

In a country that has been slow to empower women,
Michelle Bachelet swept to power on a platform of
social justice and gender equality. But after 18
months, is Chile's first female president already a lame duck? By Jude
Webber

Night is falling in Santiago, and the roads are
crammed with cars carrying commuters home. Shiny
new white buses bowl along avenues that seem to
lead directly to the feet of the silvery,
snow-capped mountains encircling the city. But no
one is looking at the spectacular scenery. At bus
stops, long lines of Chileans wait patiently
behind barriers for buses that appear slow to come.

I opt for the underground. There, the carriages
are clean, and the service efficient - until you
try to change lines. As I turn a corner into a
tunnel, I walk straight into a huge crowd of
people trying to inch en masse down a narrow set
of steps to the platform. "It never used to be
like this," says the woman next to me.

Welcome to Transantiago, the city's new
integrated bus and metro system, five years and
untold millions of dollars in the making.
Launched in February, it was meant to impose
order on a chaotic, unregulated transport system
which had contributed significantly to congestion
and pollution in a city of six million. Instead,
it proved a fiasco. There were too few buses,
coming too infrequently, and people had to walk
to stops on new routes that turned familiar,
no-transfer commutes into complicated journeys.

The overhaul of the capital's transport system
was devised under former president Ricardo Lagos,
but his successor, Michelle Bachelet, has become
its public face. Seven months since its launch,
it has improved but remains flawed, unpopular
and, some argue, emblematic of Bachelet's own
fortunes. She stormed into office 18 months ago,
confident and accomplished. Now, after
Transantiago, and mounting social and labour
unrest, she appears wrong-footed. Bachelet is not
the only leader to have stumbled in the early
years in office, but as the first female
president in a country where only a third of
women have jobs, her fate has taken on an operatic magnitude.

Part of Bachelet's current problems stem from how
much was expected of her when she took office in
March last year. She was a people's champion
after Lagos, the paternalistic statesman and her
political maker, but also a mould-breaker in
every way: a single mother and socialist, fluent
in five languages, accomplished in both medicine
and politics, and an agnostic in a land of
Catholics. With her cropped blonde hair, dazzling
smile and informal manner, she oozed charisma in a sea of suits.

Bachelet was elected with 53 per cent of the
vote, and a month into her term she had approval
ratings of 62 per cent. But in a poll released
this month, that figure dropped to 39 per cent.
Forty-two per cent of people disapprove of her.

Such a slide in popularity would worry any
politician, but Bachelet has pinned her political
fortunes on the people. On the campaign trail,
she promised a new, participatory style of
government that would continue pro-market
economic policies begun under the dictatorship of
Augusto Pinochet. These have made Chile
prosperous, but with an accent on social justice,
education, pension reform, welfare, research and
development and gender equality. She aims to
empower ordinary Chileans by improving education,
infrastructure and access to credit, and thus to
shatter perceptions in the country that politics
can only deliver for the rich upper class.

"She couldn't care less about political power,"
said Marta Lagos, a pollster and friend of all of
Chile's four post-Pinochet leaders. No one
concerned with power for its own sake would
voluntarily expose themselves to public ridicule
in the way Bachelet has. In March, in a televised
address, she apologised for the Transantiago
mess, admitting it was an unmitigated disaster -
particularly for the poor, who were most
dependent on public transport. The following
month, she confessed that her gut feeling had
been that Transantiago was not ready for launch,
but that she had allowed herself to be talked into it.

What might have been viewed as brave and candid
came across instead as naive. Many people equated
her touchy-feely presidential style with
incompetence. It didn't help that she had faced
protests by students pressing for free bus fares,
free college entrance exams and better school
buildings, and had acceded to most of their
demands, drawing criticism for being too
permissive and establishing dangerous precedents.

Chileans are not impressed. Bachelet, once a
ground-breaker, now finds herself described as a
lame-duck president with nearly two thirds of her term left to run.

Latin America has had a handful of female
presidents, but Bachelet was the first to become
head of a significant country in the region
without a leg-up from a politically powerful
husband. When she tried to get a job as a
physician in the 1980s, her surname was a
hindrance. A decade earlier, her father, Chilean
air force Brigadier General Alberto Bachelet,
had, amid rampant inflation and food shortages,
been put in charge of national food distribution
by Salvador Allende, the Marxist president who
took office in 1970, and whom the CIA had worked
to destabilise. General Bachelet was arrested for
treason on the day of Pinochet's coup against
Allende in 1973 and died six months later in jail
of a heart attack brought on by torture.

Michelle Bachelet was 21 at the time of her
father's death. Two years later, she and her
mother Angela Jeria, an archaeologist, were
arrested by the secret police, blindfolded and
taken to the notorious Villa Grimaldi torture
centre. They were roughed up and psychologically
tortured but were lucky: within weeks, they were
released and fled into exile in Australia, where
Bachelet's older brother Alberto had been living since the late 1960s.

From Australia, Bachelet moved to Leipzig, East
Germany, where she finished her training as a
surgeon and met and married fellow Chilean exile
Jorge Davalos, the father of her two eldest
children, now in their 20s. Returning to Chile in
1979, she won a scholarship allowing her to
specialise in paediatrics and public health, and
after the end of the dictatorship, worked as a
consultant to international agencies including
the World Health Organisation. Subsequent
military studies, including a spell at the
prestigious Inter-American Defense College in
Washington DC, paved the way for her to become
Latin America's first female defence minister in
2002, two years after she had joined Lagos's cabinet as health
minister.

Chile is widely perceived as being the most
socially conservative state in an already macho
continent. Pinochet's regime - brutal, military
and repressive - lasted 17 years until 1990,
making Chile a later convert to democracy than
neighbours which were also ruled by military
juntas in the 1970s and 1980s. It has also been
slower to empower women. There is a blanket ban
on abortion in Chile, unlike in other Latin
American countries, where it is permitted in a
handful of instances. Divorce was only introduced three years ago.

Economically, Chile's enviable income levels,
investment-grade sovereign credit rating and
solid economic performance make it the country
other Latin American nations want to be when they
grow up. But culturally, it is still behind, with
the proportion of women in politics and public
life far lower than, say, in Argentina, and fewer
women in the workforce than anywhere else in Latin America.

Still, things are slowly changing. "The fact that
Michelle Bachelet has come to government is a
trigger for that change, and a product of that
change," says Andres Velasco, the finance
minister. More women are heading households - as
Bachelet attests: she and Davalos split up in the
mid-1980s. She had another daughter, now 14, from
a later relationship but never married the father and is separated from
him.

The number of women-led homes in Chile is rising
across all social classes, and now totals nearly
30 per cent overall - up from 20 per cent in
1990. Women work and earn more than ever before,
though true equality remains a long way off.
Chilean women still only earn three quarters as
much on average as men, and the more advanced
their education, the greater the gap: a
university-educated women earns just 61 per cent
of what a similarly educated man does.

Being a woman - or as Bachelet is fond of joking
"a woman, a socialist,separated, agnostic: all
the sins together" - has shaped both the
president's agenda and her approach to politics.
She has said her style is one "which could be
characterised as more feminine, but which in
reality, I think is more modern". Even so, it's
hard to imagine a male president using the kind
of language that she sometimes does. She called a
law giving women the right to breast-feed at work
"just and beautiful", and said of her own
experiences at the hands of Pinochet's torturers
"because I was a victim of hate, I have dedicated
my life to turning that hate into understanding,
into tolerance and, why not say it, into love".

She promised to do more for women and, in her
first year, delivered not only the breast-feeding
law in a country where women complain they have
been subjected to illegal pregnancy tests at job
interviews, but also set up hundreds of nurseries
and shelters for victims of domestic violence. By
presidential decree, and to the disgust of the
Catholic Church, she made the morning-after pill
available free to girls as young as 14, Chile's
heterosexual age of consent, arguing that since
it was already available for women who could pay,
it would be discriminatory not to offer it to poorer people as well.

But her boldest move backfired. Seeking to lead
by example, she championed the cause of women by
kicking off her government with a cabinet split
50-50 along gender lines. Critics complained that
her team was mediocre, and that she was
undermining the notion of a meritocracy. She
stuck to her guns until Transantiago. In March,
her first anniversary in office, she reshuffled
her cabinet again, ejecting two senior women and
drafting in some of the old guard.

Bachelet denies her experiment with equality has
gone awry. "It's not mathematical, it's a
concept," she told me in an interview in the
Moneda Palace. "I'm not just aspiring to a
representative democracy, I'm interested in a
democracy in which men and women are well represented."

She stresses that her non-traditional approach to
politics - including bringing together diverse
"stakeholders" to discuss an issue, listening and
then deciding - is not exclusively the preserve
of women. Indeed, instead of identifying herself
with prominent peers such as Angela Merkel,
Hillary Clinton, Segolene Royal or Argentine
first lady and presidential candidate Cristina
Fernandez, she compares herself to Spain's prime
minister, Jose Luis Rodriguez Zapatero. "He's a
man and yet he has the same kind of direct, simple leadership."

Bachelet is clearly weary of, and hurt by, the
kind of double standards familiar to women
following "macho" career paths. "When President
Lagos appeared moved by something, people said,
'how great to have a sensitive president'. I
can't help my voice cracking when I'm deeply hurt
or moved by something, [so] I'm [perceived as] a
woman who can't control her emotions. If
President Lagos spoke strongly, he was a man of
character. If I do, I'm furious." She says her
pension reform bill gives the lie to critics who
believed her approach - setting up a special
council to study the issue - was typical of her
inability to take decisions. She counters that
consensus-building leads to stronger accords, and
hopes that by next July her bill, now before the
Senate, will have resulted in the biggest
shake-up of the pensions system in 30 years, with
retirees and even housewives - who have never had
pensions - receiving monthly payments of $150.

Bachelet also admits to to certain qualities
associated with alpha males. She is a workaholic,
she has a strong sense of duty and loyalty and
she is often portrayed as a micromanager who
steamrolls members of her own team, eschewing
advice and taking decisions alone. As one
minister, who declined to be named, noted drily:
"Sometimes officials can be surprised by
decisions they were not consulted about."

Her troubles didn't end with the Transantiago
apology. A five-week pay strike by subcontracted
workers at the country's state copper giant,
Codelco, overlapped with a strike at the major
Collahuasi mine and suggested rising union
activism. A large demonstration in Santiago last
month was called by an umbrella trades union
group, her supposed allies, and attended by
members of her coalition. Moreover, Chile has
been subjected to gas shortages from its sole
supplier, Argentina. And inflation is at a
six-year high. "She's only surviving without any
worse problems because Chile is awash in money,"
said one investment banker, referring to a bonanza of revenue from
copper.

It would be wrong to lay too much blame at
Bachelet's door. She is the fourth consecutive
president of the Concertacion, which came
together to oppose Pinochet, and which is
beginning to look tired after two decades in
power. Cracks are appearing among its members,
and it has been hit by a scandal over $800,000
that appears to have been siphoned off from a
government sports agency and which the opposition
says was funnelled into Concertacion political
campaigns. (The scandal does not implicate
Bachelet.) Genaro Arriagada, a veteran Christian
Democrat and former minister, says: "There are
two crises here. She has serious problems, but it
would be just as unfair to blame Bachelet for
everything as it would be to say this is a crisis
of the Concertacion in which Bachelet plays no part."

The jury is still out on whether the Concertacion
will succeed in reinvigorating itself against the
expected onslaught of billionaire businessman
Sebastian Pinera in the 2010 presidential
elections, in which Bachelet cannot stand.
Nevertheless, what some women's groups feared may
have already come true: a poor performance by
Bachelet will almost certainly make it harder for
another woman, such as Christian Democrat leader
Soledad Alvear, to follow in her footsteps in the near future.

Can Bachelet recover? She says a pioneer has to
be patient, but even her supporters say it's
going to be tough. With a four-year term instead
of the six that Ricardo Lagos enjoyed, and
midterm elections next year, she has precious
little time left to turn things around. And yet
whatever happens, all sides credit her with
humanising politics. "She's changed things much
more than people want to accept," said Marta
Lagos. "I'm not sure her style will endure... but
there will, in Chile, be a before and after Michelle Bachelet."

Jude Webber is an FT correspondent based in Argentina.

Copyright The Financial Times Limited 2007

DSK


Creo que a Dominque Strauss-Kahn aun hay que dejarle el beneficio de la duda. Tiene fama de ser un político serio e intelectualmente capaz en el ámbito económico pero debemos esperar aun para criticar su conducción al interior del IMF institución ya bastante desprestigiada.
Quizás habría sido mejor que ayudara en la recuperación del PSF.


DSK

Escribe Luis CASADO - 03/10/07

Dominique Strauss-Kahn -mi “compañero” del Partido Socialista Francés en el
que ambos militamos-, fue elegido director del FMI y no sé si reír o llorar.

No tanto porque su candidatura fue oportuna y oportunistamente apoyada por
Sarkozy, dedicado a dar vuelta socialistas tan ansiosos de darlo todo por la
república que no dudan en colaborar con gobiernos de derecha.

Ni siquiera porque DSK había prometido obrar en cuerpo y alma por la
modernización y la reconstrucció n del PSF hasta el momento en que Sarkozy le
puso el hueso del FMI en las narices, sino porque DSK, al que se le reconoce
inteligencia y competencia, comienza por hacer declaraciones huevonas como
si ellas fuesen una condición sine-qua-non para merecer la función o se hubiese
contagiado de vitoriocorbitis lo que viene a ser lo mismo.

Interrogado por el vespertino “Le Monde” que le pregunta qué puede
justificar esta “reorientación” de su carrera que le mantendrá alejado de la
política francesa, DSK responde literalmente: “¿Qué es la política para mí?
Defender las convicciones en las cuales se cree y ponerlas en aplicación cuando
se puede”.

Leyendo esto cualquier despistado se asusta, va y piensa que DSK va a
aplicar sus convicciones socialistas en el FMI, y ya te imaginas la tembladera.

Craso error: las convicciones “socialistas” de DSK, un socialdemócrata
asumido y autoproclamado, son las que le llevaron, en tanto ministro de finanzas
del gobierno que encabezó Lionel Jospin, a privatizar tanto y en tan poco tiempo
que la derecha francesa reconoció que nunca hubiese soñado con que fuese posible
hacerlo.

DSK pretende haber obtenido el apoyo de los países “emergentes y los países
pobres” gracias a una campaña de 100 mil kilómetros, antes de recordar que
por acuerdo tácito entre los EEUU y Europa los primeros se reservan el Banco
Mundial y los segundos el FMI, sin importarles un pepino la opinión del tercer
mundo.

Y es gracioso que DSK pretenda que tal acuerdo “no tiene razón de ser”, y
que cualquier país de los 185 estados miembros pudiese pretender que uno de sus
ciudadanos dirija el FMI si es competente para ello, porque al mismo tiempo
precisa: “Yo podría haber pasado el verano en vacaciones y esperar ser
designado, simplemente porque soy europeo”.

En un discurso que tiende asintóticamente hacia el delirio DSK se asigna una
misión inédita para un organismo como el FMI, cual es la de “regular la
mundializació n para reducir los aspectos negativos”, y aquí es donde uno
piensa que DSK se está pitorreando del personal y nos está subiendo amablemente
al columpio.

Porque el FMI traicionó la misión que debió ser la suya desde el día de su
nacimiento y durante décadas no ha sido sino un instrumento al servicio de
las potencias financieras mundiales a tal punto que economistas no menos
distinguidos que DSK, los premios Nóbel de economía Edward Prescott y Joseph
Stiglitz (el primero republicano, el segundo demócrata), han sugerido
eliminarlo.

Habida cuenta de los mecanismos de control que hacen de los EEUU y de los
mercados financieros los verdaderos patrones, reformar el FMI para que sea
“la propiedad del mundo entero”, como pretende DSK, revela que el nuevo director
cree en los cuentos de hadas tipo Amélie Poulain o bien que no tiene una muy
alta opinión de la inteligencia humana.

Mientras tanto, gracias al “pragmatismo” de los socialistas que como DSK
allanaron el camino, Sarkozy puede continuar tranquilamente la obra de
destrucción de los servicios públicos y de lo que queda del patrimonio
industrial y científico francés.

Aquellos que están en el secreto de los dioses afirman que DSK -cuyo pituto,
el mejor pagado de Washington, dura cinco años-, aun alberga la esperanza de ser
elegido presidente de Francia en el año 2012.

Probablemente para “reducir los aspectos negativos” de las políticas que
Sarkozy, el padrino de su llegada al FMI, habrá puesto en práctica entretanto.

Estas últimas fueron definidas por un ilustre predecesor de DSK en el FMI,
el inenarrable Michel Camdessus, un “socialista de tipo liberal” según su
propia definición: aumento de la jornada laboral, disminución del salario
mínimo, reducción del gasto fiscal, privatización de los servicios públicos,
flexibilizació n del mercado del trabajo, subvenciones a las empresas,
semana de trabajo de siete días por semana para el comercio, reducción del
número funcionarios (en la salud y en la educación especialmente) , jubilación a
65 años en vez de 60 actualmente, en una palabra hacer de la pobre Francia un
país rico y pujante como Chile.

Tal vez por eso DSK vino a la copia feliz del Edén a esperar su designación
en el FMI: para impregnarse de las sanas políticas que conducen al crecimiento,
al ahorro fiscal, a la educación al fiado, al plan Auge y al Transantiago.

Después de sus hazañas en el FMI, y de haberse ganado el apodo de “el
experto que se equivoca siempre”, Michel Camdessus pasó directamente al Vaticano
y al Opus Dei.

Lo que prueba que el FMI puede llevar a todo, incluso al cielo.

jueves, octubre 04, 2007

La Junta Militar birmana detiene a centenares de personas para aplastar la 'revolución azafrán'

La Junta Militar birmana detiene a centenares de personas para aplastar la 'revolución azafrán'

ÁLVARO DE CÓZAR (ENVIADO ESPECIAL) - Mae Sot - 05/10/2007

El jefe de la Junta Militar que gobierna Myanmar (antigua Birmania), Than Shwe ha aceptado reunirse con la premio Nobel de la Paz y líder de la oposición Aung San Suu Kyi, por primera vez en los 15 años que lleva al frente del régimen. El encuentro, anunciado ayer por la televisión estatal, está condicionado a que la activista, líder de la Liga Nacional para la Democracia, que lleva casi dos décadas en arresto domiciliario intermitente, abandone su "postura de confrontación contra el régimen".

Frente a este único logro de la diplomacia de la ONU, los militares birmanos han aplastado casi definitivamente la llamada revolución azafrán, comenzada hace unas semanas por los estudiantes, y encabezada luego por los monjes budistas, con la detención de cientos de personas en los últimos dos días. La mayoría de los rebeldes que han protestado en las calles a favor de la democracia y contra las represalias de la dictadura han sido encarcelados. Los hombres de Than Shwe también están deteniendo a los acusados de colaborar con la disidencia o de pasar información a los medios occidentales, a los que el régimen prohibió la entrada en la antigua capital, Yangon (antes llamada Rangún). Se calcula que unas 6.000 personas pueden haber sido apresadas. Los medios estatales reconocen 2.000 detenidos.

En Mae Sot, ciudad tailandesa fronteriza con Myanmar, algunos ex presos políticos insistían ayer en que las protestas no terminarán hasta que haya democracia en el país. Algunos de ellos señalaban que un número indeterminado de birmanos podría llegar a Tailandia huyendo de las represalias.

Pese a la situación, el ambiente en Myanmar es "tranquilo, quizá demasiado para lo que está pasando", aseguraba un empresario occidental por teléfono. "Es raro. La gente no sale a la calle y todo parece demasiado en calma", comentó. Según dijo, muchos diarios están cerrando, las calles están vacías y la gente tiene miedo a comentar lo ocurrido. Para los ciudadanos que se unieron a las protestas, lo que ha ocurrido es una revolución aplastada por los militares con violencia y unos 300 muertos (oficialmente, sólo se reconocen 16).

© Diario EL PAÍS S.L. -

El "museo de los horrores" de los opositores birmanos (artículo de El País.es)



El 'museo de los horrores' de los opositores birmanos

Una asociación de presos políticos denuncia los abusos y torturas cometidos en las siniestras prisiones de la dictadura

ÁLVARO DE CÓZAR (ENVIADO ESPECIAL) - Mae Sot - 04/10/2007

Durante años, el preso Aung Kyat Do vivió con una extraña duda sobre uno de los castigos a los que sus carceleros le sometían en la prisión de Insein. Cuando los funcionarios le encadenaban al suelo de rodillas y lo exponían al duro sol de Birmania, Aung no sabía si era mejor que le cubrieran la cabeza con una capucha de tela o si era preferible que se la dejaran al sol. Ésa, dice Aung, era una de las cosas en las que gastaba 23 horas y 14 minutos de cada uno de los días que pasaba encerrado en una de las celdas de Insein.

"Creo que todo lo que pasaba allí era igual de malo. Menos los 46 minutos restantes, que utilizábamos para lavarnos y para comer". Aung fue encarcelado por el régimen militar que gobierna en Myanmar (antigua Birmania) en 1988, durante una revuelta popular estudiantil similar a la que se ha vivido estos días en la antigua capital del país, Yangon. Las protestas de entonces acabaron con 3.000 muertos y miles de detenidos que fueron distribuidos por 43 prisiones. A Aung le encerraron en la temida Insein y allí pasó 17 años hasta que el jefe de la Junta Militar, Than Shwe, le liberó en una amnistía general. "Sí, me liberó él, un buen hombre, ¿verdad?", ironiza.

Su relato es más sobrecogedor en el lugar en el que lo cuenta, el centro de la Asociación de Ayuda a Presos Políticos, una especie de museo de los horrores que muestra toda la documentación que la disidencia ha podido recabar en los últimos años. Es sólo una pequeña sala de una casa en las afueras de la ciudad tailandesa de Mae Sot, a unos cuatro kilómetros de la frontera con Myanmar, pero todos los detalles han sido cuidados para explicar cómo se las gasta el régimen. Aung señala en una maqueta de la prisión de Insein los barracones en los que estuvo encarcelado; en otra, cómo vivían hacinadas hasta ocho personas en las celdas; luego las fotos de los disidentes asesinados; las de los monjes que fueron detenidos, y las de los estudiantes abatidos.

No han querido disimular la crudeza y por eso muestran una imagen de un niño tirado en el suelo con la cabeza abierta por un disparo, otra de un adolescente apaleado por los soldados y una en la que se ve a unos hombres arrodillados pidiendo clemencia ante quienes están a punto de dispararles. Bajo alguna de estas fotos se puede leer: "Todo el mundo puede ser detenido en cualquier momento".

"Ésta ha sido nuestra historia y la gente de todos los países tiene que conocerla. No debería repetirse, pero es lo que está pasando estos días, una vez más", señala Aung. Por aquel entonces, contaban con menos medios. Tenían imágenes, pero no llegaron a todos los rincones del mundo. "Ahora sí. Da lo mismo que el Gobierno pegue a los que llevan cámaras y se las quiten, da lo mismo que corten Internet".

El museo muestra también documentos que sirven para contar la historia mil veces contada de la habilidad humana para salirse con la suya incluso en las peores situaciones. Por ejemplo, cómo recibían miniperiódicos enrollados en filtros de cigarros. "El espíritu de la disidencia vive en las noticias que nos llegan de la gente que está presa y que no deja de luchar", afirma. Este pequeño hombre de Yangon tiene 40 años. Es extremadamente menudo, sin apenas arrugas en la piel, con unos ojos vidriosos y hundidos, una boca con varios dientes menos y una piel que transpira todo el rato. "Una vez cometí un error. No recuerdo qué, pero me mandaron al corredor de la muerte [el lugar donde se torturaba]. Me dejaron encadenado en la posición de rodillas y me dijeron que bajara la cabeza. Yo me arrodillé, pero en lugar de bajar la cabeza me quedé mirando al guardia. Me molieron a palos hasta que la agaché".

La represión del Ejército birmano sobre la población ha sido estudiada por la asociación de Aung con la edición de dos libros que recogen cientos de testimonios y fotos de los excesos carcelarios en Myanmar. La asociación trata de ayudar también a quienes, aunque ya libres, padecen secuelas de las húmedas celdas del país. Uno de esos libros, Ocho segundos de silencio, denuncia que en algunas prisiones también se practicó la tortura con electrochoque. "Fueron muchos los excesos que vivimos, pero me importan aún más los de ahora. Creo que esta vez sí nos van a escuchar. Los monjes han estado apoyándonos y la gente sabe lo que hacen los militares".

Cuando a Aung se le pregunta si no es demasiado optimista, este joven héroe de la resistencia en Birmania sonríe y dice: "He estado 17 años en un agujero y he salido vivo de allí. Cómo no voy a ser optimista". En la anterior matanza de Myanmar cayeron 3.000 personas. Las cifras oficiales de la actual revuelta hablan de tan sólo 16 muertos, algo que ha sido cuestionado por todos los organismos internacionales, que hablan de centenares de víctimas. "Da igual", concluye Aung, "esta vez lucharemos hasta el final". Su nombre significa en birmano ganador.

© Diario EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200