viernes, octubre 05, 2007

DSK


Creo que a Dominque Strauss-Kahn aun hay que dejarle el beneficio de la duda. Tiene fama de ser un político serio e intelectualmente capaz en el ámbito económico pero debemos esperar aun para criticar su conducción al interior del IMF institución ya bastante desprestigiada.
Quizás habría sido mejor que ayudara en la recuperación del PSF.


DSK

Escribe Luis CASADO - 03/10/07

Dominique Strauss-Kahn -mi “compañero” del Partido Socialista Francés en el
que ambos militamos-, fue elegido director del FMI y no sé si reír o llorar.

No tanto porque su candidatura fue oportuna y oportunistamente apoyada por
Sarkozy, dedicado a dar vuelta socialistas tan ansiosos de darlo todo por la
república que no dudan en colaborar con gobiernos de derecha.

Ni siquiera porque DSK había prometido obrar en cuerpo y alma por la
modernización y la reconstrucció n del PSF hasta el momento en que Sarkozy le
puso el hueso del FMI en las narices, sino porque DSK, al que se le reconoce
inteligencia y competencia, comienza por hacer declaraciones huevonas como
si ellas fuesen una condición sine-qua-non para merecer la función o se hubiese
contagiado de vitoriocorbitis lo que viene a ser lo mismo.

Interrogado por el vespertino “Le Monde” que le pregunta qué puede
justificar esta “reorientación” de su carrera que le mantendrá alejado de la
política francesa, DSK responde literalmente: “¿Qué es la política para mí?
Defender las convicciones en las cuales se cree y ponerlas en aplicación cuando
se puede”.

Leyendo esto cualquier despistado se asusta, va y piensa que DSK va a
aplicar sus convicciones socialistas en el FMI, y ya te imaginas la tembladera.

Craso error: las convicciones “socialistas” de DSK, un socialdemócrata
asumido y autoproclamado, son las que le llevaron, en tanto ministro de finanzas
del gobierno que encabezó Lionel Jospin, a privatizar tanto y en tan poco tiempo
que la derecha francesa reconoció que nunca hubiese soñado con que fuese posible
hacerlo.

DSK pretende haber obtenido el apoyo de los países “emergentes y los países
pobres” gracias a una campaña de 100 mil kilómetros, antes de recordar que
por acuerdo tácito entre los EEUU y Europa los primeros se reservan el Banco
Mundial y los segundos el FMI, sin importarles un pepino la opinión del tercer
mundo.

Y es gracioso que DSK pretenda que tal acuerdo “no tiene razón de ser”, y
que cualquier país de los 185 estados miembros pudiese pretender que uno de sus
ciudadanos dirija el FMI si es competente para ello, porque al mismo tiempo
precisa: “Yo podría haber pasado el verano en vacaciones y esperar ser
designado, simplemente porque soy europeo”.

En un discurso que tiende asintóticamente hacia el delirio DSK se asigna una
misión inédita para un organismo como el FMI, cual es la de “regular la
mundializació n para reducir los aspectos negativos”, y aquí es donde uno
piensa que DSK se está pitorreando del personal y nos está subiendo amablemente
al columpio.

Porque el FMI traicionó la misión que debió ser la suya desde el día de su
nacimiento y durante décadas no ha sido sino un instrumento al servicio de
las potencias financieras mundiales a tal punto que economistas no menos
distinguidos que DSK, los premios Nóbel de economía Edward Prescott y Joseph
Stiglitz (el primero republicano, el segundo demócrata), han sugerido
eliminarlo.

Habida cuenta de los mecanismos de control que hacen de los EEUU y de los
mercados financieros los verdaderos patrones, reformar el FMI para que sea
“la propiedad del mundo entero”, como pretende DSK, revela que el nuevo director
cree en los cuentos de hadas tipo Amélie Poulain o bien que no tiene una muy
alta opinión de la inteligencia humana.

Mientras tanto, gracias al “pragmatismo” de los socialistas que como DSK
allanaron el camino, Sarkozy puede continuar tranquilamente la obra de
destrucción de los servicios públicos y de lo que queda del patrimonio
industrial y científico francés.

Aquellos que están en el secreto de los dioses afirman que DSK -cuyo pituto,
el mejor pagado de Washington, dura cinco años-, aun alberga la esperanza de ser
elegido presidente de Francia en el año 2012.

Probablemente para “reducir los aspectos negativos” de las políticas que
Sarkozy, el padrino de su llegada al FMI, habrá puesto en práctica entretanto.

Estas últimas fueron definidas por un ilustre predecesor de DSK en el FMI,
el inenarrable Michel Camdessus, un “socialista de tipo liberal” según su
propia definición: aumento de la jornada laboral, disminución del salario
mínimo, reducción del gasto fiscal, privatización de los servicios públicos,
flexibilizació n del mercado del trabajo, subvenciones a las empresas,
semana de trabajo de siete días por semana para el comercio, reducción del
número funcionarios (en la salud y en la educación especialmente) , jubilación a
65 años en vez de 60 actualmente, en una palabra hacer de la pobre Francia un
país rico y pujante como Chile.

Tal vez por eso DSK vino a la copia feliz del Edén a esperar su designación
en el FMI: para impregnarse de las sanas políticas que conducen al crecimiento,
al ahorro fiscal, a la educación al fiado, al plan Auge y al Transantiago.

Después de sus hazañas en el FMI, y de haberse ganado el apodo de “el
experto que se equivoca siempre”, Michel Camdessus pasó directamente al Vaticano
y al Opus Dei.

Lo que prueba que el FMI puede llevar a todo, incluso al cielo.

No hay comentarios.: