sábado, diciembre 01, 2007

Jardín Inglés (columna de Óscar Landerretche jr.)

Diario Financiero
Jardín inglés
(Publicado : 30/11/2007, 5:0 horas)

El jardín salvaje californiano se alimenta con
inmigraciones de plantas y animales. El jardín
inglés requiere de política pública… es decir,
política de jardinero, cuidadosa, equilibrada y precisa

Todo jardinero amateur tiene una decisión
doctrinaria que hacer. Es una migrante decisión
doctrinaria que nos visita cada primavera con los
nuevos aires y los zorzales. Una decisión
doctrinaria fundamental que afectará el carácter
futuro de nuestro jardín, pero que,
adicionalmente se convertirá en un reflejo de
nuestra forma de ser. Un reflejo de nuestra personalidad política… nada
menos.

La decisión es simple: ¿qué prefiere usted para
su jardín? ¿el elaborado orden de un jardín
barroco francés? ¿ese imperio de la geometría y
la planificación centralizada? ¿con jardineras
llenas de patrones cromáticos y formas
geométricas que proclaman nuestro control sobre
la naturaleza? ¿es un jardinero francófilo,
obsesionado con las masónicas herramientas del
orden: la escuadra y el compás? Si éste es su
gusto recomiendo los notables jardines de la Viña
Santa Rita en Alto Jahuel. No es casualidad que
la antigua casa patronal (que hoy opera de hotel)
haya sido el hogar del caudillo conservador
Domingo Fernández Concha. ¿Qué otro personaje de
nuestra historia podría estar más obsesionado con el orden?

¿O prefiere la desatada anarquía natural de un
jardín salvaje californiano? ¿Ese oasis de
intensidad darwineana donde sobreviven los
fuertes y se siente el zumbido intenso de la vida
en las calurosas tardes? ¿es de su gusto ese
tributo a la selección natural? ¿a la intensidad
de la vida desatada con gatos, pájaros y
mariposas que se persiguen y alimentan
mutuamente? Ese tipo de jardín expresa, para mi
gusto los aspectos centrales de la cultura
yanqui: esa furiosa libertad, sin protecciones,
sin orden, que se sustenta sobre la base del
predominio de los más fuertes. Un jardín salvaje
bien logrado puede ser muy hermoso también.

Hay muchos otros estilos también: la religiosa
luz del jardín persa, la contenida intimidad del
zaguán español, la eficiencia minimalista del
jardín holandés, el detallismo orgánico del
jardín japonés, la artificialidad plástica del
jardín suburbano gringo, el seco y equilibrado
orden del jardín zen, o incluso, la eficiente
monotonía y simpleza maoísta del campo de arroz.
En fin, cada tipo de jardín parece reflejar
claramente obsesiones nacionales, políticas y
religiosas. Cada uno hermoso a su manera. Yo
prefiero el jardín inglés. O para ser más preciso
el English Cottage Garden y que uno podría
traducir literalmente como Jardín de Casa de Campo Inglesa.

La característica central del Jardín Inglés es
que combina diversidad y orden, utilidad y
belleza. Sus orígenes son medievales. En una
época en que escaseaba la tierra, se optaba por
cultivar pequeñas cantidades de las plantas que
se requerían para la vida diaria, tanto para el
alimento del estómago, de la salud y del alma.
Por ende, la característica central de ese jardín
es que todas las plantas se cultivaban
entremezcladas. Se mezclan hierbas medicinales,
flores y vegetales, las que se sostienen en una
hermosa y aparente anarquía. Digo aparente porque
todos sabemos que en un ambiente así tiende, en
el tiempo, a operar la selección natural. Es
decir, tienden a predominar aquellos que han
heredado fuerza de sus antepasados. La diversidad
y utilidad del cottage garden , desafortunadamente, no son
sustentables.

Por ende, el jardinero inglés tiene que
intervenir fuertemente para mantener el
equilibrio. Un equilibrio que mantiene un jardín
diverso pero ordenado, hermoso pero productivo.
Su intervención es decidida y está cargada de
propósito… pero también de respeto por las
plantas. Su intervención es precisa y eficiente…
no puede ser de otro modo en un jardín pequeño y
frágil. Su intervención es calculada y
científica. Es muy difícil lograr un buen cottage
garden, ya que requiere un nivel de preocupación
muy alto. El jardín barroco francés se ordena
rápidamente con tijerones de podar. El jardín
salvaje californiano se alimenta con
inmigraciones de plantas y animales que luchan
por sobrevivir. El jardín inglés requiere de
política pública… es decir, política de
jardinero, cuidadosa, equilibrada y precisa.

Hay un paralelo divertido con la discusión
chilena sobre el modelo. Una forma de verlo es
pensar en que los “modelos” que están en debate
son opciones doctrinarias de política pública,
emparentadas con las opciones doctrinarias de los
jardineros amateur como yo: las geométricas
obsesiones de la planificación centralizada o la
violencia darwineana del culto al mercado libre.
Y la preferencia de algunos de nosotros: el
equilibrado y orgánico enfoque progresista del jardinero inglés.

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